Tras unos largos cinco años de carrera concentrada en mis apuntes y manuales, cinco años de pensar si verdaderamente estoy invirtiendo mi tiempo y esfuerzo en algo a lo que me quiero dedicar, algo que me guste, llega el momento en el que me decido a realizar mis prácticas curriculares.
Haces un curriculum, anotando tu escasa o nula experiencia laboral, y preguntándote si alguna empresa estará interesada en formarte. Te preguntas si serás lo suficientemente bueno, y si toda la materia estudiada durante los posteriores años servirá de algo; o si, por el contrario, tu inexperiencia te jugará una mala pasada.
Y entonces llega el día en el que por fin te llaman, y sin darte cuenta te encuentras frente a tu primera entrevista. Es entonces cuando piensas que nadie te ha preparado para ella, para esos nervios e incertidumbre de ¿qué me preguntarán? y lo que es peor ¿qué responderé yo a lo que me pregunten?
Después resulta no ser para tanto, al fin y al cabo la persona que te entrevista se ha leído tu curriculum, y es consciente de tu situación e inexperiencia, lo único que quiere saber es cómo te desenvuelves, conocer tu personalidad, y tus aspiraciones de cara al futuro comportándose de esta manera con la mayor comprensión posible (al menos en mi caso).
Después de la entrevista ya solo queda esperar, y seguir buscando por si no hubiera suerte. Y al final te llaman, de un sitio o de otro, te proponen un horario y un día de inicio, y es ahí cuando empiezan tus prácticas curriculares. ¡Bienvenido a la vida laboral!
En mi caso comenzaron en verano, con una jornada de seis horas. Los días previos a comenzar solo pensaba: ¿qué me pedirán que haga? ¡Si yo no tengo ni idea de nada! Y efectivamente, llegas y estás desubicado, todo lo que te dicen te suena a chino, pero ahí está la gente que se ocupa de ti para ayudarte e ir encaminándote hacia lo que se te pide.
Pasan los días y vas acostumbrándote, empiezas a conocer al resto de trabajadores, vas descubriendo cómo funciona la empresa, cual es la dinámica llevada a cabo, y sin darte cuenta, ya te has hecho a ello. Te levantas con ganas, ya que cada día aprendes una cosa nueva, y es ahí cuando te cuestionas por qué el programa de tu universidad solo establece 300 horas de prácticas, si en dos semanas, estás aprendiendo más que en los anteriores cinco años.
Y es que es verdad, te acostumbran a estudiarte seis manuales de trescientas hojas cada uno, para soltarlo todo en un periodo de exámenes de dos semanas, y no volver a tocarlo en el resto de la carrera. Lógicamente, esta no es una buena manera de profundizar en los conocimientos adquiridos, sino todo lo contrario. Muchas veces por falta de tiempo, o por el agobio en sí, acabas estudiándote una asignatura sin enterarte de nada y de memoria, para después escupirlo en el examen y poder llegar al cinco. Porque así es la realidad, estudias para aprobar y no para aprender, ya que una asignatura suspensa supone pagar el doble de lo que te costó la primera vez que te matriculaste.
Y obviamente es en las prácticas cuando te das cuenta, de que todo lo que se supone que sabes, está olvidado o ni te suena. Y te planteas por qué se lleva a cabo ese método de aprendizaje, y no uno en el que todo lo que vayas aprendiendo lo vayas practicando, porque creo que lo más eficaz sería practicar lo que estas estudiando para saber si realmente te gusta.
Como conclusión, las prácticas curriculares son fundamentales, no solo para adquirir experiencia y conocimientos, sino también para conocer cómo es realmente la vida laboral, aprender a desenvolverte, defenderte en campos en los que nunca antes lo habías hecho, y darte cuenta de que eres capaz de mucho más de lo que te piensas. Aunque el sistema educativo tal vez no sea el mejor, al menos nos brinda esta oportunidad.
Yo estudio ADE-Derecho en la Universidad Rey Juan Carlos, y realicé mis prácticas en Foro Norte. Al ser una asesoría jurídica, fiscal y contable, tuve la suerte de poder tocar varios campos y descubrir así cuál me gustaba más y cuál menos. Gracias al tiempo que duraron mis prácticas y, como ya he dicho, a los aspectos laborales que pude conocer me veo más segura para tomar una decisión sobre lo que en realidad me gustaría hacer en un futuro muy cercano, pues el final de mis estudios de Grado están a un paso y el momento de entrar en la vida laboral me llega ya. Sé que tengo que aprender mucho más, pero estoy segura de que hoy me siento más capaz de desenvolverme en un entorno laboral que antes de hacer las prácticas.
Me gustaría aprovechar para agradecer a todos los compañeros de Foro Norte y a su directora la inestimable ayuda que me brindaron durante todo el período de prácticas.
Fdo: Clara Tofe